CHARLES BLAKE

Para soñadores que como yo, plasman sus pensamientos sobre un papel en blanco.

martes, 30 de octubre de 2012

EL JARDINERO

Siempre he pensado que todo buen blog que se precie de serlo debe ofrecer, desde un primer momento, la debida información concerniente al autor.
Sin ser ducho en la materia y menos aún en las nuevas tecnologías de comunicación e informática, considero que si el objetivo es el de crear un portal de encuentro donde el nexo de unión entre mis "colaboradores" y yo sean los libros y la afición a la escritura, será fundamental que el "anfitrión" desnude parte de su ser para hacerse más cercano al que lo sigue. De otra forma, el blog perdería el sentido para lo que fue creado.
Por todo ello, empezaré desgranando mis escasas "pertenencias" con el fin de hacerme fácilmente reconocible.
Me hago llamar Charles Blake, seudónimo que algún día de estos me encargaré de explicar. Tengo 40 años, esa edad crítica en la que un hombre pasea por la delgada línea entre el comienzo de la madurez o en el final de la juventud. Yo prefiero quedarme con parte de esa juventud; aunque sería cierto reconocer que algunos me dan tanto la razón  que terminan haciendo sandeces que nada tienen que ver con ella.
Mi profesión, esa a la que dedico parte de mi día a día, podría decirse que es la de jardinero. Algunos hacían llamarla, tanto a mis congéneres como a mí mismo: maestro de escuela. El término oficial derivó con los años y los sistemas educativos hasta terminar en un nombre algo más pomposo y trascendental: DOCENTE.
Tengo serias dudas de si lo correcto sería utilizar el apelativo de antaño o éste último más vinculado a la definición de educador.
Yo me reafirmo en lo dicho al ver la  continua evolución  a la que hemos sido sometidos, terminando por convertirnos en una amalgama de profesiones conjuntas: maestros, educadores de familia, psicólogos infantiles, pedagogos, asesores matrimoniales, casi abogados, oradores y un largo etcétera.
Por lo que a mí respecta, ruego  me entendáis, prefiero quedarme con el de jardinero.
Cuando la enseñanza se convierte en vocación temprana, adquirimos una gran responsabilidad. Trabajamos con "semillas" sin germinar. En cuanto nos hacemos cargo de su cuidado, empezamos a descubrir los pequeños y frescos brotes de lo que algún día serán hermosas flores.
El ideal de todo educador debiera ser entonces, el de contribuir a crear un gran jardín donde cada tallo, cada flor, tenga la misma importancia que las demás y donde así mismo, busquen el lugar que busquen en ese jardín de la vida, puedan seguir creciendo orgullosos tanto de sus logros como de sus derrotas.
Quizá sea utópico hablar en estos términos, pero pienso que si consiguiéramos sacar al menos el mayor número de hermosos ejemplares (begonias, azucenas, rosas, pacíficos, orquídeas o geranios) y éstos a su vez ayudaran a seguir expandiendo sus semillas... solo quizá... el mundo sería más agradable y placentero.
En fin, aún a riesgo de reiterarme, si alguien me pregunta cuál es mi oficio, siempre responderé: JARDINERO.

5 comentarios:

  1. Genial, es una forma muy bonita de definir tu profesión, tan degradada y pisoteada, por estos maravillosos gobernantes.
    La sinceridad es un arma muy poderosa, tu posees ese arma, úsala en el beneficio de tus bellas palabras, transmitiendo momentos de la vida en el que quizás algunos nos sentimos identificados.
    Esa es la formula, úsala porque solo unos pocos encuentran el camino hacia lo que creen y tu, se que lo crees firmemente.
    Besos

    31 de octubre de 2012 01:38

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    1. Muchas gracias Ana. No imaginas lo que me alegra que te haya gustado. Besos.

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  2. Y puedo asegurar que es un jardinero de los que riega, abona y cuida con mimo a todas sus flores y plantas. Un fuerte abrazo.

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  3. Muchas gracias. De un jardinero a otro todavía más especial.

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