CHARLES BLAKE

Para soñadores que como yo, plasman sus pensamientos sobre un papel en blanco.

miércoles, 13 de febrero de 2013

22 SOMBRAS DE "GRASS"




Con este sugerente título pretendo hacer un guiño a la realidad que nos rodea. Al mismo tiempo, muchos lectores pensarán la irreverencia de mis comentarios. Pero ya me conocen, tengo el gran defecto de decir lo que pienso.
Me preguntaba ¿por qué resulta tan atrayente el mundo del fútbol para la especie humana?
Al fin y al cabo, no son más que 22 hombres en calzones corriendo detrás de una pelota. Claro está, con la sutil metáfora de “introducir” el esférico en un hueco de profundidad incalculable.
Dejando a un lado ese ridículo detalle, deberíamos profundizar algo más en el asunto. Es una realidad incontestable que muchas personas se sienten atraídas por el espectáculo creando con ello un sinfín de ceremonias donde las relaciones interpersonales explotan al exterior de numerosas formas diferentes. Algunos toman el encuentro como una excusa para reunirse con los amigos, acompañados de una sabrosa cerveza y un jolgorio adolescente. Otros en cambio, los más afortunados, contemplan a los atletas semitatuados, desde el mismo lugar del ritual. Este segundo espécimen grita acaloradamente, pronuncia palabras malsonantes (algunas de ellas dirigidas a parientes cercanos a alguno de los protagonistas) o en el caso más exacerbado, se agarran zonas prominentes con gestos de indecencia o lucen sin pudor el busto femenino, al igual que algunas hembras de nuestro planeta hacen para seducir al macho.
Este fenómeno sociológico resulta altamente contagioso, puesto que después de unos noventa minutos de éxtasis sublime, la conversación puede durar semanas entre los amantes del ritual, ya sea en sus lugares de trabajo, como escuchando en la radio las mismas jugadas una y otra vez sin dar el más  mínimo síntoma de agotamiento. Algunos incluso pueden llegar a las manos para defender el color de la camiseta sudada de los muchachos.
Pero analicemos a los verdaderos protagonistas del ritual. Si observamos con detenimiento a los individuos que saltan y trotan sobre el césped, sombras de la divinidad que visten zapatillas, comprobaremos que cumplen con tres coincidencias curiosas: son jóvenes varones, ricos y apenas ninguno supera los estudios básicos. No hablaremos hoy del bulto sospechoso que corre junto a ellos vestido de negro y que nadie entiende.
Entonces, si estas variables se repiten una y otra vez… ¿Qué es lo que esconden para atraer a sus adictas presas?
Algunos psiquiatras se atreverían a decir que, tras esa fuerte atracción traducida en la habilidad que demuestran con las piernas los susodichos, algunos seguidores esconden una feminidad sospechosa. Más si cabe, cuando analizamos una musculatura ausente de vellosidades y unos pantalones cortos y ajustados. Pero como el que les escribe es uno de esos enfermos que siguen con los ojos cada movimiento del jugador, les diré que me plantearía serias dudas. Mi condición sexual se encuentra, a mis años,  bien definida y con pocas ganas de experimentar nuevos territorios. ¿Pero quién sabe?
Por otra parte, las humanas de nuestra especie, también se sienten atraídas por el ritual de forma bien distinta. Como es bien sabido, sus hábitos y gustos pueden variar sobremanera del macho, pero algunas disfrutan del rito al igual que ellos. Sin embargo, entre sus diferencias más notables, podemos encontrar síntomas contrarios al varón. Algunas llegan a la sudoración con el simple hecho de contemplar la estampa del joven en calzoncillos, dándoles lo mismo si el balón corre hacia un lado u otro. He llegado a oír que algunas pueden llegar a perder el conocimiento con el simple hecho de ver cómo sale de un hotel, con su chándal de los domingos, con dos orejeras ruidosas en sus oídos y con mirada felina de macho alfa. Otras en cambio, coleccionan imágenes de los chicos, que adornan sus paredes o lugares más insospechados, llegando a tener sueños “deportivos” de algún tipo con el protagonista de la instantánea. Un caso curioso, sí señor.
Pero siguiendo con esta especie de estudio sociológico, es comprensible que conductas irracionales acompañen a mujeres y adolescentes.
¿Quién no podría rendirse a ese gesto tan masculino de escupir sobre la hierba? Sí, lo que han leído. Chicos que odian que otro jugador les toque, pero sin embargo no dudan en compartir sus salivas cuando caen en el mismo lugar donde el otro ha puesto la “marca”.
¿Quién no reconoce un cosquilleo sutil en el estómago cuando dos de esos púberes se dan tortitas en el trasero para celebrar lo que llaman ¡goooooool! Por cierto, la palabra de nuestro idioma que más “oes” lleva escrita.
¿Quién no podría dejarse abandonar por deseos lascivos cuando contempla a una de esas figuras rascarse sin disimulo aquellas partes reservadas que elevan al erotismo a cotas insospechadas? O cuando se levanta la camiseta para mostrar esas chocolatinas que todos los hombres llevamos dentro pero no nos atrevemos a enseñar por modestia. Es como si le pidiéramos a la hembra que mirara hacia otro lado cuando el pavo real macho airea sus “plumas”.
¿O quién se negaría a redimir sus sentimientos cuando piensa en dónde pueden terminar esos tatuajes de símbolos inexplicables?
En fin, llegamos a la conclusión de que no debe ser por el estatus económico de esos chiquillos de media barba (no todo es el dinero), no puede ser por esa magnífica habilidad innata que han pulido con tantos y tantos años de sacrificio. Yo diría más bien que debe ser por la elegancia al vestir, por sus gestos altivos al tiempo que corteses, por sus miradas inquietas y masculinas, por ese gran favor que otorgan a la sociedad, dando lo mejor de sí mismos durante al menos… ¿quince años? para que nuestra vida cobre mayor significado.
22 sublimes sombras sudorosas cargadas de feromonas…
¿Alguien lo duda?

                                                       CHARLES BLAKE

2 comentarios:

  1. Y que mal la pasan los aficionados si pierden el partido se ponen de un mal carácter hasta con sus familiares.

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